ELENA: Las historia de dos padres nacidos en Puente Los Molles que emocionó a todos.


El periodista Alejandro Fara, en el día de la madre contó una historia en el diario “Puntal” que nos emocionó a todos, la historia está ligada a la zona rural de General Cabrera, más precisamente a Puente Los Molles, donde los protagonistas son nativos. 

La historia emocionó a todos, inclusive a quienes conocemos desde niños a los padres y por ende sabíamos la veracidad de cada palabra del periodista de Río Cuarto.
Para quienes no la leyeron aquí va la nota publicada por Alejandro Fara en Puntal el domingo:

“….Cuando Nicole Princesa se asomó al mundo, apenas pesaba un kilo y medio. Su primer hogar aquellos días de junio de 2009 fue una incubadora del Nuevo Hospital donde permaneció dos meses completos hasta que los médicos la devolvieron con su madre.

Pero aquella adolescente no estaba preparada para darle contención a la beba. En los tribunales de Río Cuarto lo supieron cuando, además de los claros problemas de alimentación, notaron que su cuerpito exhibía signos de maltrato: un brazo quebrado y quemaduras de cigarrillo fueron las señales incontrastables de que la beba necesitaba con urgencia un nuevo espacio y el amor que hasta entonces le habían escamoteado.

A los tres meses, la pequeña no respondía a estímulos visuales ni auditivos y como ni sus abuelos ni el resto de sus parientes se ofrecían a cuidarla, acabó en un hogar de menores, a la espera de una adopción que, en razón de su delicado estado, se presentaba improbable.

Silvana y Luis Alberto parece que se conocieran desde siempre. Hicieron la primaria en la misma escuela rural de Los Molles (entre Gigena y Cabrera) y fue ahí donde se produjo el flechazo. Ambos hijos de familias numerosas y de trabajo esforzado, se casaron hace doce años, cuando Silvana Martínez tenía 20 y Luis Alberto Costamagna 27.

Al poco tiempo consiguieron trabajo como puesteros en un campo, a un kilómetro y medio de Elena, donde viven actualmente entre numerosos silos de cereales, ovejas, pavos, perros y gatos.
El embarazo de Silvana no tardó en producirse, pero no llegó a término y después de tres años de infructuosa espera iniciaron un largo recorrido por clínicas y médicos hasta que en el Centro Cigor de Córdoba le diagnosticaron la obstrucción de las trompas de Falopio.
Decidieron iniciar un tratamiento de reproducción asistida y, al mismo tiempo, se anotaron en el registro de adopciones. “Queríamos ser padres de la manera que fuese –dice Silvana-. Hicimos el tratamiento de implantación de embriones y psicológicamente fue tremendo para mí; si hubiese sabido más sobre el tema capaz que no lo hacía porque es un desgaste muy grande y las probabilidades no son altas. La ansiedad era mucha. Fueron tres intentos y no pasó nada. Cuando estábamos viendo de empezar un nuevo tratamiento nos llamaron del juzgado de Menores”.

Nicole Princesa sube a los saltos la “cuesta que cuesta” como ella y su madre le llaman al montículo de tierra que bordea el tanque de agua del campo en Elena. Desde la escasa altura de Nicole, esa cuesta es una montaña y el tanque una especie de lago prohibido.

Nicole Princesa corre, parlotea, sonríe y baila, sobre todo baila. Sus padres bromean y se la imaginan bailando en el programa de la Tota Santillán. A sus tres años, y protegida por ese muro de contención que son Silvana y Martín, la nena de flequillo y trenzas a lo Laura Ingalls hizo enormes progresos en su vida, tantos que en ocasiones sorprenden a sus padres, pero sobre todo dejan boquiabiertos a los funcionarios de los tribunales de Río Cuarto.

Nadie en el equipo técnico, ni el más optimista, imaginaba la prodigiosa recuperación que los padres adoptivos de Nicole consiguieron en aquella pequeña que a los tres meses de vida padeció el maltrato y el abandono de su madre adolescente y el olvido del resto de su familia.

“Acabo de verla y estoy maravillado, no lo puedo creer”, confiaba sin poder ocultar su emoción la semana pasada el psicólogo forense Martín San Millán.

A Silvana se le enciende el rostro cuando recuerda ese primer encuentro entre madre e hija. “La verdad que fue muy loco, muy rápido... esperamos tanto tiempo y, de repente, en una semana fuimos papás. El 1 de diciembre de 2009 nos llamó una asistente social para hablar con nosotros, dos días después nos contaron que Nicole había sido separada de su familia por malos tratos y que habían pensado en nosotros. Nos preguntaron si queríamos conocerla pero antes nos propusieron hablar con el médico, porque ella había estado internada mucho tiempo y tenía muchos problemas”, recordó Silvana.

En tribunales les aclararon que debido al maltrato que la beba había recibido no había ninguna seguridad de que alguna vez pudiera oír o ver. “Fuimos al hogar donde estaba alojada desde hacía una semana, la conocimos y nos enamorarmos, fue amor a primera vista”, se sonríe.

En ese momento, la beba tenía 6 meses y el peso de una recién nacida. Sus padres recuerdan la fragilidad de aquella criatura: “No podía manejar la cabeza con su cuellito y no tenía ningún tipo de estimulación”.
Nicole Princesa y sus padres adoptivos se conocieron el 3 de diciembre de 2009; los días que siguieron volvieron a visitarla y un domingo la familia de Silvana llegó a pleno al hogar de Río Cuarto. “Aparecimos un montón, yo estaba con mis padres y hasta una hermana se vino de Achiras para estar con ella”.

El lunes siguiente a aquel primer llamado de los tribunales, el juez José Varela Geuna les anunció que si el equipo técnico les daba el visto bueno, podrían llevarse a la beba ese mismo día.

“Nosotros pensamos que era una manera de decirlo, porque sabíamos que el proceso de adopción suele ser lento, pero ese mismo lunes nos dijeron que podíamos volver a casa con la nena. Yo enseguida dije “sí” y mi marido me miró y me dijo “cómo la vamos a llevar ahora si no tenemos ni una cuna ni nada”.

Silvana envió un par de mensajes a sus amigos, hizo un puñado de llamadas y a las pocas horas tenían cunas, camas y colchas como para criar trillizos.

“En momentos como esos uno se da cuenta de lo buena que es la gente que nos rodea. La fuimos a buscar al día siguiente, justo cuando cumplía los 6 meses de vida”.

Silvana y Luis Alberto son conscientes de que la decisión que tomaron es la menos frecuente en el complejo sistema de adopciones: los registros están saturados de matrimonios y particulares que se anotan para adoptar a un recién nacido sin problemas de salud; pero la relación se invierte cuando se trata de un niño que padece serios trastornos. En esos casos, la Justicia es la que se ve en la ardua tarea de encontrar familias dispuestas a acogerlos.

“No se nos pasó por la cabeza rechazarla, todos sus problemas para nosotros nunca fueron un obstáculo, nos dijeron que por la falta de afecto que padecía, necesitaba con urgencia un hogar donde le dieran mucho amor, y nosotros, como papás, teníamos muchísimo amor acumulado. Recuerdo que pensé: “Si necesita un tratamiento muy costoso, pongo alcancías por todo del pueblo y de alguna forma consigo el dinero”, recordó SilvanaNicole llegó al sencillo hogar de los Costamagna y a los tres meses empezó con estimulación temprana. “En el pueblo hay un centro especial, y hay una fonoaudióloga de Berrotarán que es muy buena. Su nombre es Alejandra Marini, todavía la seguimos viendo pero ahora es más un tratamiento para que la madre aprenda a despegarse de la hija -se ríe Silvana- porque ella está re bien”.

Al año de iniciado el proceso de estimulación, las profesionales habían logrado que estuviera a la altura de cualquier niño de su edad. Pero el final de ciclo del año pasado llegó con un bonus: “La psicopedagoga nos dijo que estaba en un nivel más alto que el de un chico de su edad, para mí fue un orgullo. Es muy inteligente y tiene una memoria impresionante. De aquellos días no quedaron secuelas, salvo una válvula que todavía tiene por una hidrocefalia”, confió.

Silvana Martínez, a sus 32 años, tiene motivos de sobra para celebrar el día de la madre. Después de atravesar por todas las etapas (6 meses de guarda provisoria, otros 6 meses de guarda definitiva) recibió en septiembre de este año la noticia de que el juicio de adopción había concluido y Nicole Princesa pasaba a ser legalmente su hija. “Con mi esposo hacíamos fuerza para no lagrimear, fue muy emotivo porque ni siquiera sabía que se le confecciona una partida de nacimiento nueva donde figura que somos sus padres”.
Aquella criatura frágil que llegó al hogar de los Costamagna parece una pariente lejana de esta petisita de trenzas que corre vigorosa bajo la atenta mirada de su madre. “Queremos darle lo mejor que podamos, desde lo espiritual, porque no soy materialista: que sea buena persona, respetuosa, amable...”, proyecta Silvana.

No hace mucho, se cruzó con un comentario que a ella no se le olvida: “una señora del pueblo me dijo, ‘mirá vos, yo pensé que no ibas a poder criarla, cómo te arriesgaste vos, decí que ahora no tiene problemas’”, pero yo pienso que si los tuviera sería lo mismo para nosotros: toda persona, sea como sea, tiene el derecho al amor de una familia”…”

Alejandro Fara

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