Varias llegadas de san
Lorenzo que le ganó 4 a 2 a Unión fueron gestadas por el Cabrerense julio
Buffarini, titular indiscutido en el conjunto de Boedo.
San Lorenzo sufrió, pero se
lo ganó 4-2 a Unión en el final y así mantiene viva sus esperanzas de pelear el
campeonato. El Tatengue, que necesitaba un triunfo para seguir con vida, descendió
a la B Nacional.
Las dos caras de una moneda.
La alegría de San Lorenzo por la victoria, por la racha, por estar cerca de la
punta. La decepción de Unión, que peleó hasta el empate, hasta donde pudo, pero
perdió la categoría a cuatro partidos del final del torneo. Uno se fue con
tristeza, el otro con alegría desbordante: seis partidos invicto, cinco
victorias. Lo merece el local. Y el visitante paga aquella mala racha de 26
partidos sin victorias y jugará con Colón ya descendido. Se encontró con un Ciclón.
Y le salió caro.
San Lorenzo arrancó en
llamas. Y con solidez y contundencia, a los 15 minutos ya se encontraba 2 a 0
arriba. En ese ratito, Verón se erigió como actor principal marcando los dos
goles. El Ciclón era un Ciclón. Atacaba por todos lados y no resignaba su idea
futbolística aún en la ventaja. Pero se durmió. Y cuando se dio cuenta estaba
de vuelta en tablas. ¿Qué pasó en ese tramo? Los santafesinos, hasta allí,
tímidos y dubitativos, se animaron a más. Simple. Se permitieron atacar con más
gente y definitivamente se agrandaron tras el descuento de Franzoía a los 33’.
El 2 a 2 se olía en el Nuevo Gasómetro. Porque el equipo de Pizzi estaba
perdido. Por eso no sorprendió tanto cuando el propio ex Olimpo estableció el
empate. Juan Antonio no lo podía creer…
Tras el descanso, el inicio
del complemento fue un calco del primero. San Lorenzo tuvo cuatro llegadas
claras en nueve minutos. Una de Verón, al minuto, otra de Kannemann, a los
tres, otra de Buffarini, a los cinco, y otra de Kalinski, a los nueve. Era un
baile. No obstante, el Tatengue, jugado por jugado, se paró de contra y
nuevamente le complicó el trámite al local. Al extremo tal de frustrarlo. El
partido entonces entró en un estado de intensidad mediocre. Y se puso opaco.
Parecía tener un desenlace previsible. Hasta que apareció Ruiz a los 42’ con un
bombazo cruzado, rasante, y desató la fiesta. Luego Jara, ya con el partido
definido, le puso el moño. La apuesta de Pizzi merecía un premio de ese tipo.
Unión hizo lo que pudo. Y se voló con el Ciclón.
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