El cabrerense Julio Buffarini fue uno de de los pocos
jugadores que pudo resaltar en un partido sin demasiadas emociones entre River
y San Lorenzo.
De clásico sólo tuvo el marco, el duelo de
hinchadas, la certeza de que esas dos camisetas representan una parte
importante de la historia del fútbol argentino. El juego no estuvo ni por asomo
a la altura de lo que se esperaba. River quiso y buscó en todo momento, pero
volvió a demostrar que le cuesta una enormidad resolver los partidos cerrados y
que en el Monumental está lejos de sentirse cómodo. San Lorenzo le opuso un
planteo ultra conservador, al mejor estilo catenaccio, y ratificó que mientras
lo conduzca Caruso Lombardi será un equipo al que no le importarán las formas
sino el fin. En definitiva, el desangelado 0 a 0 le sentó mucho mejor a San
Lorenzo.
El sábado a la noche, Caruso Lombardi reconoció
que para armar el equipo tuvo más en cuenta el aspecto físico que el
futbolístico de sus jugadores. Su idea era que saliera un partido trabado, de
fricciones y pocos espacios. Y el clásico fue así: un compendio de
imprecisiones, un duelo táctico en el que River no supo cómo quebrar el cerrojo
rival y en el que San Lorenzo aguantó con dos líneas de cuatro pero casi sin
preocuparse por el aspecto ofensivo del juego.
Paradójicamente, fue San Lorenzo el que dispuso
de la jugada más clara del partido: aquel tiro de Jara que dio en el travesaño
luego de un buen centro de Furch (importante para aguantar las pelotas con
inteligencia) y de un flojo cierre de Mercado. Después, San Lorenzo volvió a
inquietar con un cabezazo de Aguiar que pasó cerca, también en la etapa
inicial. Ya en el segundo tiempo, San Lorenzo acentuó su postura defensiva, al
punto de que no tuvo ninguna chance para convertir.
Ambicioso pero poco claro, a River le cuesta
jugar frente a los equipos que salen a esperarlo. Le pasó en la mayoría de los
partidos de la B Nacional y le ocurrió también en los dos primeros encuentros
del torneo Inicial: la caída ante Belgrano (más allá de que no mereció perder)
y el empate de ayer. De visitante, los rivales se ven obligados a atacarlo un
poco más y, cuando surgen los espacios, sí logra convertirse en el equipo
rápido y punzante que pretende Matías Almeyda: al menos, eso fue lo que pasó en
los triunfos ante Estudiantes y Tigre, en La Plata y Victoria.
Las dificultades de River nacen en la salida.
Por lo general, los rivales dejan libre a Ramiro Funes Mori, cuyas limitaciones
técnicas lo hacen dudar más de lo aconsejable cada vez que tiene la pelota.
Maidana y especialmente González Pirez tampoco se muestran seguros con la
pelota y ése también es un déficit que complica el armado de juego. En el
medio, el único que estuvo a la altura del clásico fue Ponzio, un león para
quitar que en el primer tiempo hasta se convirtió en el jugador más peligroso
de River. A fuerza de ímpetu y buen manejo, llegó varias veces con claridad
hasta la puerta del área y en una de esas jugadas obligó a una gran volada de
Pablo Migliore. Ante rivales que se cierran tanto como ayer San Lorenzo, la
clave es encontrar buena circulación del balón y desequilibrio por las puntas.
Y fueron contadas las veces en que River logró conjugar esas cuestiones.
Almeyda buscó un revulsivo, primero con el ingreso de Juan Cazares por Lanzini
y luego con el de Daniel Villalva por Sánchez. Pero poco cambió: apenas la
sensación de que el ecuatoriano y el Keko podrían inventar algo que nunca
ocurrió. Hubo un disparo alto y un cabezazo a las manos de Migliore de Rogelio
Funes Mori, y un tiro de Ponzio que el arquero atajó en dos tiempos.
Caruso apostó por uno de esos esquemas que
terminan siendo un arma de doble filo para los técnicos. Como San Lorenzo se llevó
lo que buscó, la igualdad le dio aire. Una caída, en cambio, lo hubiera dejado
en el centro de todas las críticas, y más luego de que en el final lo sacara a
Jara (delantero) para poner a Augusto Alvarez (mediocampista). Está vez
consiguió el resultado que quería, pero el hincha de San Lorenzo difícilmente
se haya sentido identificado con el modo de jugar de su equipo. ¿River? River
sabe que necesita con urgencia una fórmula para resolver los partidos cerrados.
Fuente de Información : Diario Clarin
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